El arenero como recurso didáctico.

Cuánto más pequeño es el niño más aprende a través de sus sentidos. El olor, el tacto, son sentidos muy usados por los niños. La arena es una de las cosas más sensoriales que podemos tocar… ¡Y con la que los peques pueden jugar! Tocar y deslizar arena entre los dedos es todo un placer, las cosquillas que nos da cuando la dejamos caer por nuestra manita o por los pies, la arena les da mil opciones de juego y construcción, apretándola y amasándola hacen, castillos, torres, tartas, montañas, hoyos… ¡La arena es uno de los mejores juegos de construcción del mundo! Con ella, el peque puede desarrollar toda su creatividad.

La arena es un fantástico juguete que invita al niño a usar la imaginación y experimentar con el mundo que le rodea. Jugar con arena estimula la curiosidad y la creatividad del niño, le anima a hacer cosas por sí solo. Con arena se pueden crear las formas de juego más sencillas, creativas y divertidas, a los niños les encanta, y si les encanta será por algo. Si un niño disfruta jugando con la arena es porque es beneficioso para su desarrollo y aporta elementos importantes para una o varias áreas de su aprendizaje.

En el momento que un montón de arena se convierte en un castillo, o con un poco de arena te hacen riquísimas comidas o simplemente llenar o vaciar la arena en recipientes, los peques experimentan el auténtico juego simbólico. Son juegos de imitación en los que el niño trata de representar su entorno conocido jugando a preparar todo tipo de comidas o construyendo una casa como la suya. Este tipo de juegos les ayuda a comprender el mundo que les rodea. Usan la casita que tenemos en nuestro maravilloso arenero para imitar muchas situaciones que ven a diario, o simplemente dejarse deslizar por el tobogán para sentir la arena blandita cuando caen, o tirar arena a través del tobogán sólo para ver cómo cae.

Al jugar con arena, los peques utilizan diferentes instrumentos, como cubos, moldes, palas y rastrillos,…Todas estas herramientas también le ayudan a desarrollar la precisión y el control de sus deditos y manos facilitando el desarrollo psicomotor fino y moverse por la arena, sentarse, levantarse, agacharse, correr o revolcarnos por la arena… desarrollan y fortalecen el aparato motor del peque. Además, como la arena es blandita difícilmente se pueden hacer daño. Nos encanta jugar a caernos en la arena y revolcarnos en ella. Es genial para desarrollar y perfeccionar la motricidad gruesa. ¡Así pueden experimentar muchísimo con su propio cuerpo!

También aprovechamos para hacer trazos en la arena con los deditos, o utilizar ramitas para hacer garabatos, los peques se están preparando en el manejo de instrumentos para el posterior aprendizaje de la lectoescritura y llenando cubos de arena, los niños trabajan los conceptos matemáticos más básicos de lleno, vacío, mitad, etc. ¡Y no necesita nada más que su destreza e imaginación para divertirse y aprender jugando! Y encima, ¡esta actividad les relaja!

Seño Silvia Freire

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