FAMILIAS… ¿CONTAMOS UN CUENTO?

La lectura potencia el desarrollo cognitivo. La atención. La memoria. Incrementa el vocabulario, el conocimiento del niño o niña en torno al mundo que les rodea. Desarrolla la imaginación. Favorece el pensamiento alternativo, modela conductas sociales, transmite valores, mejora las habilidades de resolución de problemas, el pensamiento alternativo, favorece la empatía…

La lista es interminable. Creo que nunca he escuchado a nadie que tenga hijos o hijas decir que no se encuentra interesado en que estos lean (independientemente de si en casa los adultos son ávidos lectores o no lo son). Algunas de las ventajas asociadas a la lectura ya mencionadas son de sobra conocidas. Otras no lo son tanto, pero en cuanto se mencionan pasan a engrosar la lista de “los motivos por lo que me gustaría que mi peque leyese”. Sin embargo, no es infrecuente encontrar este deseo en familias a las cuales no les gusta la leer. O que, en la línea de “favorecer el rendimiento académico” los libros comiencen a aparecer por casa cuando los peques inician la aproximación escolar a la lectoescritura (cada vez en este país, más prematura al tiempo que polémica). A veces tengo la sensación de que en algún momento se nos olvidó que leer era de esas cosas que uno podía colocar en la lista de aficiones cuando te preguntaban por tu hobbies, como si en algún momento del proceso educativo se acabase con frecuencia transmitiendo que se trata de una obligación tediosa. Por otro lado… ¿qué pasó con eso de hacer las cosas por el simple placer de hacerlas al margen de los beneficios adicionales que de ellas se puedan extraer?

En el particular caso del mundo de los libros, habitualmente explico a nuestras familias que nunca es demasiado pronto para ofrecerlos a un peque, aún cuando de ellos no pueda aún extraer un comentario de texto (o tal vez precisamente por eso). Más bien al contrario: en un momento vital en el que sus cinco sentidos están puestos en lo realmente esencial de la vida (la experiencia “plena” y el disfrute total), la aproximación a cuentos e historias es justo la que con frecuencia nos falta los adultos: tremendamente especial y gratificante.

Por otro lado, a la hora de hablar de “beneficios de la literatura en la infancia” creo que hay uno que siempre se pasa por alto y, que en particular en estas edades, para mí tiene un valor incalculable: la conexión tan mágica, especial e insustituible que se establece entre un adulto y un niño cuando hay una historia (leída o no) de por medio: un espacio de intercambio en el que dos mundos aparentemente tan distintos confluyen en uno, un momento de especial intimidad emocional en el que nosotros conectamos con ellos y ellos con nosotros. Con estas prisas que siempre llevamos -a golpe de reloj constante- el momento en el que al fin mami, papi o el abuelo se sientan a acurrucarles y descubrirles mil aventuras emocionantes es para muchos el más feliz del día. Aquel en el que nos dejamos llevar, el mundo queda en un segundo plano  y todos –no sólo ellos/as- somos un poquito más nosotros mismos.

Podría decir que en nuestro Centro somos muy conscientes de los múltiples beneficios que tiene el empleo de cuentos y álbumes ilustrados como recurso en el aula, razón por la cual contamos actualmente con una biblioteca de más de 120 títulos en castellano y en inglés en torno a cuantos temas consideramos interesantes abordar con nuestros peques: desarrollo emocional, retirada de pañal, diversidad familiar, hábitos de vida saludables, conocimiento del entorno… pero sería contaros una verdad a medias, porque si bien es cierto que ese es uno de los motivos, el principal es que NOS APASIONA pasar largos ratos descubriendo historias con nuestros peques, verles reaccionar ante cada giro del argumento, repetir fragmentos o teatralizar historias. Para nosotras es un momento en el que, por encima de “trabajar cosas” (que también se hace) se disfruta y se conecta con el de enfrente. Y por eso no podemos dejar de recomendaros que no dejéis de hacerlo en casa siempre que tengáis ocasión.

En ocasiones, me comentáis que vuestro peque aún no sigue la lectura porque no mantiene la atención o se impacienta: es lo esperable cuanto más pequeños son. Pero introducirlos en el mundo literario no siempre pasa por contar con un soporte físico o seguirlo al pie de la letra: las historias pueden adaptarse, resumirse e sobre todo ¿inventarse!. Podemos imaginarlas y contarlas en casa a nuestro antojo e incluso conveniencia, con la gran ventaja de que es totalmente personalizable y ampliable (y quizás el inconveniente de que conforme crezcan os corregirán hasta la más mínima desviación del argumento original… jejejeje). Algunas, incluso, no tienen texto, permiten jugar con el material, abrir y cerras pestañas o incluso pueden proyectarse sobre una pared para dejar volar la imaginación.

Otras veces, me comentáis preocupados y a veces algo molestos que sólo buscan los cuentos para hojearlos, manipularlos, tirarlos o incluso tratar de romperlos. También es de esperar: forma parte de su proceso de aprendizaje el familiarizarse con este tipo de material; al principio no saben ni qué es, ni cómo se emplea ni sus destrezas motoras son las mismas que las nuestras, por lo que  podemos contribuir realizando una elección adecuada para su edad, necesidades y competencias, facilitándoles el acceso al mismo y, poco a poco conforme vayan creciendo, indicándoles cómo se hace un buen uso del mismo. Si tenéis dudas al respecto, podéis consultar con vuestra seño o conmigo sobre el tema. Estaremos encantadas de orientaros.

Por último, animaros a descubrir el mundo de los quizás mal llamados “cuentos infantiles”, por el increíble tesoro que pueden suponer no sólo para el niño/a, sino también para el adulto. Algunos sorprenden por la belleza u originalidad de sus ilustraciones, otros son tremendamente divertidos y ocurrentes. Y en no pocas ocasiones muchos transmiten mensajes que te llegan directamente al corazón, tengas la edad que tengas. Si nunca habéis soltado una lagrimilla con “Adivina cuánto te quiero”, reflexionado existencialmente con “Papá está conectado”, “Por cuatro esquinitas de nada”, “La escalera roja” o “Yo voy conmigo”, puesto vocecitas graciosas con “Voy a comedte” u os habéis identificado con “Elmer”… no sabéis lo que os estáis perdiendo. Todos ellos –por poneros tan sólo unos pocos ejemplos- transmiten en apenas unas pocas páginas un mensaje de gran fuerza, que seguro no os dejará indiferentes. Con algunos de hecho os sucederá posiblemente como con ciertas películas de animación: a vuestros peques les gustarán, pero a vosotros os calarán hondo.

Y vosotros, papis, mamis, amigos/as de Monkey… si pudieseis recomendar un cuento a nuestras familias (que les guste a vuestros peques o… ¡aún mejor! Que os encante a vosotros) ¿Cuál recomendaríais?

Y colorín colorado… Esta entrada de blog se ha acabado 😉

 

Carmen Allepuz

Directora de CEI Monkey Dos Hermanas.

www.ceimonkey.com

info@ceimonkey.com

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