Escuelas de familias: Compartir para crecer

“Antes de casarme tenía seis teorías sobre el modo de educar a los niños. Ahora tengo seis hijos y ninguna teoría”, afirmaba John Wilmot allá  por el siglo XVII. Y es que si existe un aventura apasionante como ninguna, al tiempo que desconcertante como pocas, ésa es la de convertirse en mamá/papá: no es infrecuente pasarse parte del embarazo y los primeros meses leyendo libros y libros sobre los más refutados especialistas en alimentación, sueño y conducta, realizando comparativas entre las diferentes marcas de sillitas de paseo, portabebés o tetinas, recabando todo tipo de experiencias ajenas (algunas voluntariamente, y otras que nos “endiñan de regalo”) y, en definitiva, PLANIFICANDO cómo será la llegada de nuestro bebé y cómo haremos las cosas.

Y luego… nunca falla. Llega el gran día, y casi desde el minuto 0, todo se vuelve imprevisible: quizás el parto no sea el esperado, o nuestro pequeño querubín dista mucho del siempre somnoliento y silencioso hijo/a de la vecina, o lo que parecía ser pan comido (“Aysh! Qué bien lo estoy haciendo!”) comienza a tambalearse tras la primera rabieta en mitad de la calle o cuando presenciamos el primer mordisco hacia otro niño/a. Seguro que tú lector, lectora, sabrás bien de lo que hablo e incluso podrías ponerme tu propio ejemplo. Entonces es cuando por lo bajini, nuestro diablillo interno nos lleva recordar las veces que juramos y perjuramos esos “yo nunca…” al ver a otro papi o mami cogiendo en brazos, permitiendo el abordaje del lecho conyugal en plena noche con tal de dormir unas pocas horas seguidas, o tratando de dialogar en pleno ataque de histeria infantil. Entonces, sólo entonces, se nos abren los ojos a una realidad aplastante: no tenemos todas las respuestas. Es más… ¿acaso tenemos alguna?

Es en medio de todo ese caos, del 002castillo de naipes que se derrumba, en el que coincidimos con la Escuela Infantil: con más dudas que certezas, prisas, “opinólogos” por todas partes, algún que otro sentimiento de culpa…

Podría deciros que será el pediatra el que solucione esta situación de incertidumbre. O que yo, como psicóloga del Centro, tengo la clave para todas vuestras preguntas, pero tanto una afirmación como otra no se corresponden con la realidad. No  existe ninguna “fórmula magistral” que se adapte a todos los niños, niñas, padres, madres y familias.

Nuestro objetivo, año a año, es el de acompañaros en la que, estamos convencidas, es una de las mayores y mejores experiencias de la vida: la de criar y educar a una persona, al tiempo que crecéis y os desarrolláis como tales a su lado. Una aventura de enriquecimiento bidireccional donde en nuestro Centro nos marcamos una meta clara: ayudaros a sentirlos, vivirlos, comprenderlos y apreciarlos en toda su grandeza. Actuar como el espejo que os permita ver todas aquellas potencialidades que tenéis, todo aquello que hacéis TAN MARAVILLOSAMENTE y muchas veces no veis (¡con lo bien que se os da sacaros defectos!), ayudaros a desinhibiros y a DISFRUTAR.

 

Como parte de esta 001misión, surgen nuestras sesiones de Escuelas de Familias, en las que estamos seguros de que encontraréis lo que buscáis, que ya sabéis que no son más datos, directrices férreas o métodos de libro, sino un espacio en el que poder expresar en confianza y sin sentiros juzgados vuestras inquietudes, alegrías, experiencias y “trucos”. Un ratito en el que encontrar,  con el apoyo de otras familias estupendas (y lo que ésta que suscribe pueda aportaros), VUESTRO PROPIO MODO DE SER FAMILIA: sin complejos ni traumas. Donde ¿quién sabe? quizás podáis ser la clave para que otros papis y mamis encuentren su modo de ser y hacer y en el que os aseguro que también tendrán cabida unas buenas risas (¿qué sería de nosotros sin el sentido del humor?).

A lo largo de este curso abordaremos todo tipo de temas con la intención de poner sobre la mesa cuantas posibilidades hallemos ante las mismas cuestiones: os animo a asistir a todas las sesiones que podáis sea el tema abordado clave para vosotros en esos momentos o no (¡Nunca se sabe!). Las fechas, horas y temas se irán publicando mensualmente y podéis realizar cuantas propuestas estiméis oportunas. Podéis traer a los peques: nuestras seños de tarde estarán encantadas de atenderlos y hacerles pasar un buen rato mientras nosotros charlamos (rogamos, por cuestiones de seguridad, que vengan merendados de casa).

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Y como decía Shakira eso de que “siempre dicen que es mejor, cuando hay que hablar de dos, empezar por uno mismo”, voy a confesaros algo: Cuando terminé la carrera yo también pensaba saberlo todo sobre infancia y educación (fijaos que lo mío tiene delito: yo empecé a dar cosas “por sentado” mucho antes que vosotros… jejeje). No fue hasta 7 años después que sentí que comenzaba a aprender realmente de la mano del que ha sido y será mi gran maestro: mi hijo. Estoy convencida de que a todas las mamis, a todos los papis, nos sucede algo similar. Pero ¿Dónde está el problema? ¿Dónde está escrito que debíamos tenerlo todo controlado? La vida es cambio, crecimiento, equilibrio y desequilibrio. Ni un lienzo acabado ni un campo vallado. Disfrutad de todo lo que estos momentos os ofrecen, escuchad a vuestro instinto, no os contengáis en vuestros afectos. Y contad con nosotros en cuando podamos seros de ayuda. Si de vuestro paso por Monkey os lleváis un buen puñado de momentos felices tanto dentro como fuera de sus muros, podremos sentirnos más que satisfechas.

¡Buen curso a todas, queridas familias!

Carmen Allepuz Osuna, Directora de CEI Monkey Dos Hermanas.

www.ceimonkey.com – info@ceimonkey.com

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